
Si te preguntas cómo funciona el sistema eléctrico de un auto, el punto de partida está en sus componentes principales: el motor eléctrico, el banco de baterías y el sistema de freno regenerativo.
En conjunto, el sistema eléctrico es el que da vida al vehículo, permite el encendido, alimenta las luces, los sistemas de confort y los elementos de seguridad.
Además, trabaja de forma integrada con tecnologías modernas como la gestión electrónica de energía y los asistentes de conducción. Comprender su funcionamiento te ayuda a anticipar fallas, cuidar los componentes y tomar mejores decisiones de mantención.
Aunque muchos conductores creen conocer a fondo cómo opera la energía de su vehículo, el sistema eléctrico de un auto suele estar rodeado de ideas erróneas.
La batería, el alternador y los distintos sensores cumplen funciones específicas que no siempre se entienden del todo.
A continuación, te contamos algunos de los mitos más comunes y la realidad detrás de ellos, para que puedas cuidar mejor el sistema eléctrico de tu vehículo.
Realidad: la batería no tiene una carga infinita. Su capacidad y duración dependen de factores como el clima, los ciclos de carga y el uso de accesorios eléctricos. Mantener terminales limpios y un sistema de carga eficiente prolonga su rendimiento.
Realidad: el alternador se recupera mejor en recorridos sostenidos a rpm estables. La conducción periódica, el tensado correcto de correa y los bornes sin sulfato favorecen una recarga eficiente.
Realidad: elementos como el desempañador trasero, las luces altas y el soplador en niveles altos exigen más corriente. Planificar su uso evita picos de demanda y ayuda al sistema eléctrico automotriz a trabajar dentro de márgenes seguros.
Realidad: la recarga plena se logra durante la marcha. En ralentí, el aporte es limitado; alternar trayectos de mayor duración mejora el balance energético y sostiene el estado de carga.
Realidad: el fusible protege el circuito, por lo que si vuelve a cortarse, conviene revisar el consumo del componente, la continuidad del cableado y puntos de tierra. Un diagnóstico con multímetro y esquema eléctrico evita reincidencias.
Realidad: los autos BEV y PHEV requieren chequeos periódicos de la batería auxiliar de 12 V, las conexiones de alto voltaje (color naranjo), la integridad del BMS (Battery Management System) y el funcionamiento del freno regenerativo.
Realidad: el sistema OBD-II (On-Board Diagnostics) es la herramienta que permite leer los códigos de error almacenados en la computadora del vehículo. Sin embargo, esos códigos solo indican qué zona del auto presenta una anomalía, no la causa exacta. Para confirmar el diagnóstico, es necesario medir voltajes, revisar relés y verificar que las conexiones eléctricas estén firmes.
Un calendario de revisión que incluya la batería, el alternador, los fusibles, las luces, los sensores y el cableado sostiene la confiabilidad del sistema eléctrico de un automóvil y del resto de los sistemas del vehículo.
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Idealmente, cada seis meses o en cada mantención preventiva. Se inspeccionan la batería, los fusibles y la carga del alternador.
Encendido lento, luces que parpadean y accesorios que dejan de funcionar son los primeros avisos.
Sí, incluyen chequeos del sistema de alto voltaje y aislamiento esenciales para la seguridad y el rendimiento.